Un viaje al corazón de Bodegas Santo Tomás.

Por Paola Figueroa, VP Creativa en ATMK

El Valle de Santo Tomás nos recuerda que México ya no está “descubriendo” el vino: lo está haciendo. Y lo está haciendo bien. Con elegancia, con carácter, con verdad.

Desde nuestra llegada a Tijuana hasta la última copa en Ensenada, este viaje nos dio más de lo que esperábamos: conexión, inspiración, y una certeza compartida entre creativos, enólogos, biólogas, productores y soñadores —que cuando se trabaja desde la verdad, el milagro sucede.


“El vino prepara los corazones y los hace más aptos para la pasión.” — Ovidio

Hay viajes que se planean con fechas y logística. Y hay otros que suceden de otra manera: se plantan, como una vid. Echan raíces, florecen. No se olvidan.

Nuestro viaje al Valle de Santo Tomás fue todo menos una inducción tradicional. Fue, en muchos sentidos, una ceremonia. Porque cuando una marca te invita a conocer no solo su historia, sino el suelo donde nace, el aire que la toca, la uva que la habita, lo que realmente te está regalando es pertenencia.

Desde la llegada a Tijuana hasta el último rayo de sol en Ensenada, fuimos testigos de algo que no se puede entender en una sala de juntas: la vida del vino. Caminamos entre vides, y el olor que desprenden las flores antes de ser uvas nos enamoró, hablamos con quienes lo cultivan, lo cuidan, lo embotellan. Probamos todos los vinos —sí, todos— desde las 10 de la mañana hasta que el cielo se volvió violeta. Y en ese trayecto, aprendimos más de lo que cualquier manual podría enseñar.

“El vino es la luz del sol, unida por el agua.” — Galileo Galilei

La marca Santo Tomás, que hoy tenemos el privilegio de llevar en ATMK, no se construye con etiquetas. Se construye con tierra, con tiempo, con paciencia. Y eso, en términos creativos, es profundamente inspirador. Nos recordó que las buenas ideas, como los buenos vinos, requieren maduración.

México como terroir emocional

Este viaje también fue un recordatorio de lo mucho que México tiene que ofrecer. La riqueza vinícola del país es aún subestimada, pero crece con fuerza. Hay sofisticación, autenticidad y una narrativa propia por descubrir. Desde Ensenada, México no es solo un destino: es una promesa embotellada.

“El lenguaje del vino no se enseña, se bebe.” — Anónimo

Volvimos distintos. Con el paladar afinado, sí, pero sobre todo con la certeza de que cuando una marca te toca emocionalmente, lo demás fluye. En ATMK, creemos en eso: en que las marcas que se viven, se entienden mejor. Y se comunican con más verdad.

Por Paola Figueroa, VP Creativa en ATMK

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Publicado:

2 julio 2025

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